Marruecos se revuelve por el Sahara
- ABC Blogs Guillermo D. Olmo
- 2. März 2016
- 2 Min. Lesezeit

El Reino de Marruecos acumula en las últimas semanas gestos diplomáticos hostiles hacia Occidente y las organizaciones internacionales. Y lo hace por un asunto al que, por razones históricas y morales, España no puede ser ajena: el Sahara Occidental.
Si la semana pasada el país vecino anunció su ruptura de relaciones con la Unión Europea por una sentencia del Tribunal de Justicia de la UE que negaba su soberanía sobre el territorio saharaui, ahora se ha autoexcluido de la gira que el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, está punto de emprender con el propósito de desbloquear un conflicto que tiene su origen en la precipitada retirada española de 1975.
Ban ya ha estado en Madrid y visitará Mauritania y Argelia, con lo que habrá recalado en todos los países implicados, salvo en Marruecos, que es, paradójicamente, la potencia que administra de facto la mayor parte de una excolonia que reivindica como suya. El secretario general irá también al Sahara y a los campos de refugiados de Tinduf y es esto lo que ha levantado ampollas en Rabat, que se ha negado a recibirle alegando unos problemas de agenda del Rey Mohamed VI, cuanto menos, difíciles de creer.
Las autoridades marroquíes llevan años bloqueando la solución del referéndum de autodeterminación que la comunidad internacional apoya como única viable e insisten en el plan de autonomía que el Rey anunció a bombo y platillo en 2007, pero que los saharauis rechazan de plano. Sin la cooperación de Rabat, el trabajo de Minurso, la misión de Naciones Unidas encargada de promover el referéndum, se hace totalmente imposible.
El asunto es espinoso para una diplomacia española a la que sorprende además condicionada por la interinidad política derivada de la demora en la formación de gobierno. Hasta final de año España es miembro del Consejo de Seguridad, que en abril debe renovar el mandato de Minurso, y también estrecha aliada de la monarquía alauí, cuya cooperación necesita inevitablemente para controlar la amenaza del yihadismo y el flujo migratorio en su frontera sur, encauzado desde que las fuerzas marroquíes cooperan con las españolas. Son estos dos factores los que explican que Madrid baje la voz ante las violaciones de los derechos humanos en Marruecos que el último informe anual de Amnistía Internacional ha vuelto a denunciar y que combine su respaldo a la vía del referéndum con la obsesión por no ofender a Rabat.
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